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Tres maestras artesanas del NOA premiadas en concurso regional


Fecha: 03/11/2017

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Tres maestras artesanas orgullosas guardianas de técnicas que saben valiosísimas, fueron reconocidas por el jurado del 1º Concurso Regional de Artesanías del Noroeste.

 

Tres mujeres norteñas, de tierra adentro, maestras artesanas, orgullosas guardianas de técnicas que saben valiosísimas, fueron reconocidas por el jurado del 1º Concurso Regional de Artesanías del Noroeste organizado por el Consejo Regional Norte Cultura.

La tejedora tucumana Mercedes Cardozo, de Niogasta, departamento Simoca.

La ceramista salteña Lucía Campos, de una comunidad wichi que vive al noroeste de la provincia, en pleno chaco salteño.

Julia Jacinta Sánchez, artesana cestera, de Termas de Río Hondo, Santiago del Estero.

Por la calidad y representatividad de sus artesanías de matriz cultural tradicional el Consejo Regional Norte Cultura ha decidido premiarlas con un gran premio regional en las disciplinas textil, cerámica y cestería.

Detrás de cada pieza premiada hay saberes heredados cual tesoros; semanas y hasta meses de trabajo que cada una de estas mujeres realiza con dedicada maestría y paciencia monacal. Y, por supuesto, hay historias de vida, que aquí se las contamos.

Julia Sánchez, paciencia y corazón

De Termas de Río Hondo, Santiago del Estero, Julia Jacinta Sánchez es una experta maestra artesana. Con un cesto de base cuadrada con tapa, hecho de paja brava, palma y chala de maíz, tejido en espiral, ganó el gran premio regional en la categoría cestería del Concurso Regional de Artesanías del Noroeste.

Julia le tenía fe a su pieza, con la que postuló al concurso. Tres semanas -de jornadas de ocho horas- le había llevado realizarla. Y, sobre todo, mucha paciencia, algo que le sobra a esta artesana que está “cerca de los 70”, dice sin develar la edad exacta.

Julia aprendió el oficio de su madre. Ocho años tenía cuando empezó a tejer con unquillo, palmas y otros juncos. “Esto se aprende viendo y después uno va buscando variantes, creando distintos modelos. Claro que te tiene que gustar”, dice.

Una aguja con punzón y sus manos habilidosas son las herramientas con las que trabaja estos cestos que deslumbran a quienes saben apreciar la artesanía.

De sus diez hijos, ninguno le siguió los pasos. Tres viven con ella, en Termas. Los demás en Mar del Plata. Siempre se dedicó a la artesanía y a vender sus creaciones. Hasta hace algunos años viajaba a ferias a distintas provincias, hoy cuenta que solo expone en la Feria de Cosquín, y en la feria artesanal que se realiza en julio en la capital santiagueña. “Yo no tengo ayuda, hago todo sola, pero lo sigo haciendo porque me encanta y me gusta estar en actividad”.

Lucía Campos, sabiduría e identidad
El gran premio regional en cerámica fue para una artesana del pueblo Wichi de Salta, Lucía Campos, por un yote, ioté o botijo wichí usado por las mujeres para acarrear agua desde el río, las cañadas. En este caso, el jurado seleccionó esta pieza porque “cumple con dos criterios fundamentales en este concurso: es tradicional y tiene un alto carácter funcional. Es de destacar el valor identitario de la pieza, que se produce y se usa aún en la actualidad, en una población cuya permanencia en su territorio natural corre peligro de extinción”.

Lucía vive en la comunidad Wichi Lewetes Kalehi de Los Baldes, en pleno chaco-salteño, a 40 km de Coronel Juan Solá, Morillo.

Donde vive no hay señal de celular salvo que uno encuentre el lugar exacto entre dos algarrobos, así que su historia la cuenta Silvia Molina de Bertea, integrante del equipo diocesano de pastoral Tepeyac, de la Diócesis de La Nueva Orán, quien realiza una labor misionera, desde hace casi 30 años en la zona, acompañando desde una visión ecuménica el reconocimiento y ejercicio de los derechos de las comunidades indígenas: el derecho a su tierra, a territorio, a sus  recursos naturales, a su cultura, a su identidad.

Silvia celebra este reconocimiento del Consejo Regional Norte Cultura que no se queda solo en premiar una expresión artesanal de una artesana, sino que valora la cultura que lo sustenta, de la que Lucía es una vital representante. “Este reconocimiento a Lucía es en definitiva un reconocimiento a todas las artesanas, a toda su comunidad, a una forma de vida y a la sabiduría de toda una cultura”, valora Silvia.

Lucía tiene 60 años -tal vez uno más-, más de diez hijos y aún más nietos. Es una de las mujeres “ancianas” de su comunidad. Teje chaguar y hace piezas en barro cocido, con técnicas que aprendió de otras mujeres de su comunidad y que ella se esfuerza en transmitir a las nuevas generaciones.

“Hoy, en Los Baldes, Lucía queda como una de las pocas exponentes de este trabajo, que cada vez se hace menos. Trabajan con un barro especial, que solo se consigue en los ciénegos (como les dicen en la zona). Según lo que nosotros conocemos en las comunidades de la zona, están Lucía y unas 7 mujeres más que aún conservan esa sabiduría y que la transmiten como técnica especial para que no se pierda”, cuenta Silvia.

Pero su vigencia -resalta Silvia- no solo depende del empeño de estas mujeres. También de poder seguir encontrando el barro con el que se hacen las piezas y que se ve amenazado por el desmonte y picadas petroleras que avanzan sobre el bosque y sus ciénagas.

Silvia sumó una lectura más, valorando el momento en que llega este reconocimiento para Lucía y para toda su comunidad, un momento en que desde los centros del poder cuestionan -desde el desconocimiento y hasta el desprecio- la historia y la identidad de las comunidades aborígenes.

Mercedes Cardozo, fuerza y dedicación

Tres meses completos le llevó a Mercedes Cardozo, artesana textil de Tucumán, hacer la colcha negra tejida en simple faz con motivos en relieve a la espina y rapacejos multicolores que el jurado del Consejo Regional Norte Cultura distinguió como gran premio regional en el rubro textil del 1º Concurso Regional de Artesanías.

“Estoy feliz, por supuesto. Por haber ganado el premio y porque ganó Tucumán, que es lo más importante”, dice Mercedes desde Niogasta, en el departamento Simoca, al sur de Tucumán.

Es la primera vez que gana un premio de estas características. Cuenta que tiene diplomas y reconocimientos, pero nunca había ganado un premio en un concurso. A sus 72 años, esta distinción viene a coronar una vida de mucho trabajo y sacrificio.

Dos veces el agua le quitó su casa. Dos veces, las inundaciones en el sur tucumano la hicieron empezar de nuevo, la última vez fue en 2015, cuando el agua tapó su casa de Sur de Lazarte y fue relocalizada con sus vecinos en una casilla en Niogasta.

En cada lugar, ella volvió a plantar los horcones de su telar de patio y siguió trabajando para salir adelante. Mercedes trabaja con dos técnicas “hebra cortada” y “pintullo”. Justamente el jurado -en su resolución- valoró su pieza “por su calidad técnica de composición, por tratarse de una técnica en extinción y por ser representativa de la región”.

Mechita expone y comercializa sus piezas en la Feria Artesanal de Simoca y en el Espacio Artesanal del Ente Cultural de Tucumán, en la capital provincial. Y se encarga de todo el proceso: desde la esquila hasta el telar, con todas las terminaciones que tienen sus textiles, verdaderas obras de arte.

“La colcha premiada me llevó tres meses de trabajo, porque primero tengo que preparar el hilado, hacer el lavado, después viene el teñido con tintes naturales, después ovillar, y recién preparar el urdido en el telar para enlisar y empezar a tejer. Y yo me encargo de todo el trabajo, hasta esquilo las ovejas”, cuenta Mercedes.

Aunque no tiene ovejas, ella esquila ovejas de otros y, como pago, recibe el vellón con el que da inicio a este largo y dedicado proceso que termina -meses después- en mantas y frazadas de magistral factura.

Fotos: Gentileza Subsecretaría de Cultura de Santiago, Espacio Artesanal Tucumán y Silvia Molina de Bertea.

 
 
 
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